Los empresarios informales no se consideran héroes ni villanos

Una serie de empresarios nos cuentan, desde el anonimato, por qué trabajan parcial o totalmente en la informalidad.

“Primero una aclaración. Yo no soy informal. Yo soy super formal. Acabo de pagar más de 20.000 soles a Sunat por el Impuesto a la Renta e IGV de febrero. Un informal no paga eso ”, aclara este empresario emergente apenas nos ponemos a conversar. Claro está, él prefiere ser un informante anónimo así que lo llamamos INF-1.

INF-1 es un gran importador, él abastece a los mayoristas. Es también un hombre rico, que reside en un barrio bien de Lima y junto a su familia goza de un estatus de vida holgado. Quizás por eso insiste en diferenciarse. “Yo tengo quince años en esto y nunca he cambiado de RUC. Yo conozco a los otros, a los que han tenido como treinta RUC. Lo cambian cada dos años porque saben que laSunat solo fiscaliza los RUC con tres años de antiguedad”, revela.


“Yo lo que tengo es la necesidad de aplicar ciertas prácticas de lainformalidad”, dice. La subvaluación es una de ellas. La menor facturación es otra.


INF-1 deja ver que a él le fastidia ser clandestino. Está orgulloso y muy seguro de sus cualidades como empresario. “Yo podría competir con Ripley o Saga sin ningún problema. Les gano. Yo entiendo mejor el negocio, no compro desde mi oficina, sino que viajo a China y mantengo relaciones desde hace muchos años con mis proveedores. El negocio tienes que hacerlo 'face to face' y siempre con mucha fidelidad y respeto”, recomienda.


Pero convive con la informalidad. Su centro de operaciones está en los alrededores de la céntrica avenida Grau. Allí, a unas cuadras de la sede central de la Sunat, INF-1 libra una feroz batalla comercial con sus pares de Mesa Redonda, el Mercado Central y Gamarra, una lucha que siempre se define por céntimos, por punto más o punto menos.


“Como hay un importador que juega sucio, yo también tengo que jugar sucio. Si todos nos emparejaramos y tributáramos lo que se debe, no habría ningún problema; pero las reglas tienen que ser iguales para todos”, sostiene.

El costo de los servicios no es problema, la planilla es manejable, por ahí no va la cosa. “Yo soy empresario, todo mi personal está en planilla –salvo dos que no quieren–  pero si no subvalúo no puedo competir con los de Mesa Redonda que son recontra informales. Si vives en una barrio maleado, te conviertes en maleado también tú, pues”.


Ser semiinformal y exitoso no es fácil. INF-2 afirma que está en proceso de desaparición.

“Un día la Sunat me empezó a fiscalizar por todo. Yo llevaba mis papeles, pero me buscaban la sin razón permanentemente. Tanto iba a la Sunat que me hice amigo de la señorita [funcionaria]. Yo le preguntaba siempre porqué solo me buscaban a mí si todos mis vecinos estaban en la misma situación. Un día, ella al fin me respondió: ‘No eres tú, es la meta. Esta unidad tiene que recaudar 10 millones de soles y tú ya estás detectado’. Ellos exprimen a los formales, pero contra los verdaderos informales no hacen nada”, se queja.


“Hay algunos que venden 20.000  soles al mes y tienen RUS. LaSunat sabe, pero solo ahorca al formal. El negocio de Sunat parece que es hacer crecer tus deudas y ganar con los intereses. Tú le llevas papeles y ellos buscan embargarte. Son los malditos de la cobranza. La verdad es que aburren a quienes quieren ser formales. En un momento esto va a colapsar.”, advierte.


EL DESCENSO 

Quien avanzó más en su camino hacia la clandestinidad es INF-3. “Yo fui formal casi hasta el 95. Entonces se fortaleció la Sunat y empezó una cacería de brujas. Me empezaron a caer multas y multas, sacaban normas que no se entendían y que cambiaban a cada rato. Pasaron algunos años y yo a duras penas me mantenía en el negocio, pero el resto de mis competidores había crecido, tenía edificios, bienes. Un día descubrí que todos ellos no pagaban impuestos”. 


INF-3 tiene cerca de 70 años , es confeccionista, opera en Gamarra.  Recuerda que a pesar de su descubrimiento, optó por seguir en la formalidad. Pero su voluntad se fue debilitando mes tras mes. “Los tiburones te van enseñando el camino. Todo empieza con los industriales”, sostiene.


“Yo iba a las fábricas a comprar tela. El precio, por decir, era de 40 soles o 42 soles, pero me la ofrecían a 28 soles  si no me entregaban factura. Les pregunté: ¿Y cómo voy a hacer luego para deducir [en el pago del impuesto a la renta]? Me  respondieron: ‘No seas sonso, tienes que manejar un libro rojo y otro libro negro, rojo para ti, negro para la Sunat’. Me terminaron de convencer y opté por la informalidad”, confiesa.


INF-3 dice que ahora hace la finta y paga a Sunat al mes 20 o 30 soles. Si produce 5.000 o 10.000 prendas, declara mil.  Si tiene ingresos por 50.000 soles no los declara. “¿Porqué pagaría 10.000 soles de impuestos si sé que el que mueve un millón solo paga 30 soles?”, me pregunta.


Fuente: Diario el Comercio

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